HOIAN

     Hasta 3 noches pasamos en esta pequeña joya del centro de Vietnam.

     Hoian es pequeña. El centro antiguo no son mas que 3 calles con casas de 2 pisos y algunas mas grandes pertenecientes a gremios de comerciantes. La mayoría son sastrerías pero no faltan los restaurantes, simples tiendas de moda y algunas, las casas visitables, reliquias de la época de esplendor de la ciudad, cuando se establecieron comerciantes chinos por un lado y japoneses por otro.

     El hotel estaba situado en una estrecha isla en medio del río justo frente al centro antiguo. Se trata del Hotel Long Life Riverside, con una pequeña entrada con un sofá frente a un escritorio con un ordenador completo. Una barra de bar en madera separaba el dormitorio y, a la derecha, un enorme cuarto de baño con bañera de hidromasaje.

     Desde el hotel, accedíamos al pueblo por un puente que se iluminaba por las noches. Muy cerca, a la izquierda, se hallaba un pequeño kiosco donde vendían los tickets para las entradas a 5 edificios emblemáticos, ya fueran casas particulares o gremios y un mapa con todas las ubicaciones.

     Se incluye el puente japonés pero como este es sitio de paso obligado normalmente no piden ticket, si lo pidieran con decir que solo se va a pasar al otro lado es suficiente.

     Sin duda una de las casas mas bonitas es la japonesa de Tan Ky, con un mobiliario exquisito en madera lacada. La visita completa conlleva las explicaciones de un guía pero lamentablemente solo en inglés. De todas formas tienen folletos informativos en español.

     Llaman también la atención unas fotografías de algunas de las riadas por las que ha pasado la casa durante su existencia y unas señales de la altura del agua en los distintos años.

     También visitamos un par de casas de los gremios y el templo cantonés, con patios con jardines y fuentes profusamente adornadas. No recuerdo sus nombres pero eran las casas más renombradas y visitadas. En algunos vendían recuerdos pero no nos fijamos en precios ni en calidades.
     Como no todo iba a ser historia, monumentos y sastrerías, un par de días nos acercamos a la playa.

     Pillamos un taxi al borde de las calles del centro antiguo y con solo el bañador y una camiseta, gafas de sol, protector solar y moneda vietnamita nos aprestamos a darnos un buen chapuzón en las cálidas aguas hoianesas. Y de camino degustar un almuerzo de marisco a muy buen precio.

     Descansamos, paseamos, comimos y conversamos con vendedoras y pescadores locales y en un plis plas se nos fue la mañana.

    El mercado se coloca todas las mañanas al borde del río. Pequeño, con algunos puestos de pescado en el lado del río y que luego se prolonga en una calle con puestos de fruta, verduras, huevos, etc... También abundan los puestos de souvenirs, gafas, pañuelos y alguna sastrería.

    Justo en una de ellas mi mujer se hizo un bonito vestido suelto a medida. Yo, como no iba a ser menos compré un pantalón corto de una tela no demasiado bien elegida. Ambas prendas las recogimos al día siguiente.

     Durante nuestra estancia en Hoian comimos espléndidamente y por poco dinero. Los almuerzos en la playa con abundancia de pescado y marisco y la mayoría de las cenas en restaurantes con comida internacional en alguno de los muchos restaurantes al borde del río. La ultima noche nos dimos un homenaje en una pizzería muy frecuentada con pasta, una pizza inmensa y varias copas de vino. El café, como ya comenté, fuerte y exquisito con ese sabor a frutos secos tan característico.

     Nos esperaba nuestra siguiente etapa. Hue, residencia de reyes.