LA BAHIA DE HALONG

   Abandonamos el hotel sobre las 8,30 y después de recoger a varios turistas de muchas nacionalidades el autobús nos llevó a Halong, tardamos toda la mañana en el viaje.

   Como luego comprobaríamos, tras estos trayectos colectivos nos separan por grupos según la categoría del barco asignado, de modo que esperamos el embarque en una zona amplia, con cómodos sofás y un refresco de cortesía en la mano. Nos esperaba una sorpresa: Nos habían cambiado a un barco de categoría superior, de los Bhaya classic que teníamos asignado nos alojaban en el Auco Cruises, uno de los mas exclusivos de la compañía.

     No se trataba del  barco clásico imitación de los sampanes chinos con madera oscura y velas simuladas, mas bien se parecía a los barcos que surcaban el Mississipi pero sin la gran rueda trasera, muy semejantes a los cruceros del Nilo en Egipto. Con tres niveles de camarotes y un cuarto nivel solarium con acogedoras hamacas y camas hinchables. En el primer nivel estaban, los camarotes de la tripulación y algunos camarotes más. En la parte trasera había una gran piscina hidrotermal y unas camillas para masaje. En el segundo todo eran camarotes. El tercer nivel se reservaba para la cocina, el gran comedor y un bar abierto en la parte trasera donde pasábamos las tardes. La borda derecha del barco era para fumadores y la izquierda para no fumadores.

     En este barco pasaríamos 2 noches realizando diversas actividades, descansado y sobretodo admirando los paisajes que, a un lado y a otro se nos presentaban.

    Incluso pudimos darnos un baño en las no muy cuidadas aguas de la bahia. El agua en sí estaba limpia pero con demasiada porquería flotando en la superficie.

     La categoría del barco estaba bien visible en la comida que nos ofrecieron cada día, las fotos dan buena muestra de ello (también estaba presente en los precios, bastante elevados, de las bebidas). El café vietnamita nos sorprendió muy gratamente.

     Una noche pudimos probar la pesca de calamares desde el barco, en la foto se muestra mi captura.

   Una de las tardes la pasamos en una pequeña playa. Algunos fuimos en kayak para luego remojarnos en esas aguas tranquilas con los verdes islotes como fondo de postal. El paraíso en la tierra.

   Pocas veces vimos el cielo azul. Casi siempre un manto blanco neblinoso tapaba el sol y hacia que la temperatura no fuera excesiva a costa de aumentar la humedad. Mi cámara se negó a trabajar y la mayoría de las fotos las hice con la acuática. Cuando regresamos al continente volvió a funcionar.

   También hicimos una excursión a una de las grutas que horadan una de las islas. Se trataba de la cueva de Sun Sot, enorme caverna con un recorrido prefijado, unas caprichosas estalactitas con formas reconocibles (no faltaba la venerada tortuga) y unas vistas preciosas de la isla.

   Mas tarde visitamos el pueblo de pescadores en pequeñas barcas gobernadas por mujeres. En las fotos aparece hasta el pequeño colegio.

   Y así de plácidamente pasaron los días en Halong, comiendo, bebiendo y descansando bien. Cierto que nos escamotearon la visita a la isla principal y un recorrido en bicicleta con la inocente excusa de un derrumbamiento (algo incierto a todas luces) pero aun así disfrutamos de una de las estrellas del viaje, auténtica maravilla de la naturaleza.

    Tras desembarcar fuimos directamente al aeropuerto destino Danang ya que el aeropuerto de Hue estaba en obras. La aventura asiática continua en HOIAN.