HANOI

     El hotel era el Medallion, un 3 estrellas largo situado en pleno barrio antiguo, muy cerca del lago y junto a una residencia de mochileros y muchos restaurantes y tiendas. Solo pasear por las alrededores era un espectáculo.

     El trafico, sobretodo de motos, es de por si una atracción. Abundan a cualquier hora y por todos lados, la mayoría con mas de un ocupante, muchas con tres y no faltan las que trasladan enormes bultos de lo que se pueda ocurrir. Conquistan las aceras hasta el punto de no poder  circular por ellas, lo que obliga a andar por los bordes de la calle con sumo cuidado. Los edificios son de fachada estrecha, altos y muy profundos y los pisos bajos son todos comercios.

 

     Visitamos primeramente la zona noble de la ciudad, donde se ubican la mayoría de las atracciones turísticas, el mausoleo de Ho Chi Minh, el palacio presidencial y la pagoda del pilar único. Luego llegamos al Templo de la Literatura, un conjunto de edificios muy adornados con jardines y portadas espectaculares.

     Sobre estas líneas el guía que nos acompañó durante la visita panorámica de Hanoi, un simpático vietnamita deseoso de visitar España y Méjico.
     Tras la visita al Templo de la literatura era hora de reponer fuerzas. Almorzamos mas bien tarde, y casi solos, en el Restaurante Orchid, muy cerca del hotel, con productos del mar; gambas, almejas, sopa de marisco y pescado rebozado, regado con diversas salsas y alguna cerveza y refrescos.

     El jetlag empezaba a hacer mella en nosotros de modo que para la tarde dejamos alguna visita sin mucho recorrido y anulamos la visita al lago para hacerla nosotros por nuestra cuenta alguna de las noches que quedaban.

 

     Continuamos con el templo Tram Quoc, al borde del lago del oeste (distinto del lago Hoan Kiem), muy concurrido. Llegamos en pleno rezo y con gente por todas partes, al parecer se celebraba una fiesta especial aunque no recuerdo qué.

     Muchas vietnamitas, la mayoría ancianas, rezaban sentadas en el suelo y muchas otras colocaban ofrendas, billetes falsos y varitas de incienso en los distintos altares mientras se oía la voz de un sacerdote (si se puede decir así) que recitaba estrofas desde dentro de uno de los templos. El sitio respiraba paz espiritual y a nadie parecía importarle ni enfadarle los disparos de las cámaras de los turistas. Luego volvimos a por el coche y nos dirigimos a una de las puertas de las antiguas murallas de la ciudad.

     En el jardín que le rodeaba, varias decenas de preciosos bonsáis estaban expuestos como para concurso, pongo una muestra de algunos porque todos se merecían una foto. La armonía perfecta entre la piedra, el agua y el árbol.

    A los lados los símbolos omnipresentes en todos los recintos: El tambor y la campana y en este además, la longeva tortuga.

    Al fondo, dominándolo todo, la torre de la bandera. Una de las pocas que quedan en pie.

     Para el final de la tarde dejamos un breve y vertiginoso paseo en ciclo por las calles del centro de Hanoi. Sorteando motos y coches llegamos sanos y salvos a nuestro hotel dando por terminada la excursión.   
     Después de descansar un poco nos lanzamos a las calles cercanas al hotel con intención de tomar un café y recargar el móvil.

     Sin darnos cuenta y ya de noche llegamos al lago Hoan Kiem y justo cuando recorrimos la mitad de su ribera se desato una tormenta y nosotros allí buscando refugio entre los árboles, cayendo cubos de agua desde el cielo. Primer día en Vietnam y primer chaparrón. A duras penas llegamos a un bar de turistas donde esperamos que escampara con una cerveza, una de las tantas que cayeron en todo el viaje. Al día siguiente teníamos una excursión de día completo en la provincia de Ninh Binh. Visitaríamos una pagoda y Trang An, la bahia de Halong en tierra.

     Siguiente aventura TRANG AN.