CHIANG RAI

     Un par de horas después de salir hicimos la primera parada en un templo a medio construir y que aun no estaba abierto al publico. Un buda reclinado recién pintado y bellamente vestido y un templo clásico con tejados superpuestos que según el guía también incluía residencias para los monjes. Solo faltaban los accesos de escaleras y algo de cemento para los aparcamientos.

 

    Y otro buen par de horas después paramos a comer en un restaurante junto al río. El sitio, como todos, muy acogedor, unas grandes tarimas a un lado del río con mesas de madera y sillas de caña de bambú y un edificio adosado con mas comedores, las cocinas y su pequeña tiendita de todo a 100 tailandés.

     Pongo una muestra de los platos que nos sirvieron y entre ellos una de las especialidades del lugar: Un cuenco de madera con vegetales, hierbas y pequeños camarones vivos que se cocían en un caldo de pescado hirviendo moviendo el cuenco. Luego lo destapabas y aun saltaban algunos camarones cuando lo llevabas a la boca. Estaban muy buenos. Nunca los había comido así.

 

     Luego paramos un momento en el lago Phayao para estirar las piernas donde nos cruzamos con este camión de abajo hasta arriba de cerdos dispuestos para el matadero. Y estaban bien gorditos.

     En el lago vimos algunas pequeñas barcas de pescadores lanzando redes redondas pero parecía que este no era el día propicio, no vimos pillar ni un solo pez.

     Aun llegamos con tiempo para visitar el templo blanco, una visita corta porque comenzó a llover y se cerro el acceso al recinto. Hicimos algunas fotos y videos pero como al día siguiente también fuimos he unido las dos visitas en una sola reseña.

     El hotel reservado era el Imperial River House. Esplendido establecimiento con vistas al río donde pudimos fotografiar una puesta de sol espectacular.

     Esa noche si nos aventuramos a salir a la ciudad. Llegamos hasta la torre del reloj (uno de los escasos monumentos de Chiang Rai) y cenamos en un local junto a la plaza. Luego curioseamos en un mercado nocturno en plena calle y volvimos en tuc tuc al hotel.

     A la mañana siguiente salimos temprano en dirección al triangulo del oro, la confluencia de 3 países, Tailandia, Myanmar y Laos separados por el río Mekong en su unión con el río Ruak donde hace mucho tiempo se negociaba y se traficaba con opio. Actualmente el lugar sobrevive de los turistas.

     Nos separamos en varias barcas con 2 parejas cada una y salimos en dirección a un templo (Phra That Doi Pu Khao) arriba de un monte con unas vistas magnificas al triangulo. A mitad de camino el motor de nuestra barca se paró (como no, ya estaba tardando en pasarnos algo) y al paisano le costo Dios y ayuda volver a arrancarlo. Llegamos a una embarcación varada en el río que no sé bien si era un templo, un restaurante o un casino. Tenia un enorme buda sentado y estatuas de elefantes y budas por todos lados.

     Subimos a la montaña en nuestra van para luego bajar por escaleras preciosas con nagas de varias cabezas embelleciendo su pasamanos. Arriba echamos un vistazo a la unión de los tres países y poco mas. No recuerdo haber visto el templo pero creo que no se podía visitar a esa hora.

 

     La siguiente parada fue el museo del opio, muy completo con muchas vitrinas llenas de pipas para fumar, pesas, balanzas, útiles de navegación y fotografías antiguas de la región.

     En un panel se exponían fotografías de las distintas etnias que habitan el norte tailandes con sus vestimentas típicas. Me llamó la atención una foto de un gran pez atrapado en el río, un monstruo enorme.

     La siguiente etapa era el Wat Rong Kun, el templo blanco.

     después de visitar Tailandia mucha gente dirá que todos los templos son parecidos. Este no se parece a ninguno. Se trata de un templo moderno, tiene poco mas de diez años y aun está en construcción. Es como la Sagrada Familia de Tailandia.

     Chang nos dijo que su autor, de nombre Chalermchai Kositpipat aparece a veces por el templo y tuvimos la suerte de encontrarlo a la entrada. Yo no puede menos que felicitarle por el inmenso esfuerzo de imaginación que supone el templo, el bromeaba con mi barriga (aunque a eso yo ya estaba acostumbrado, todos me llamaban el buda del grupo). Intercambiamos unas pocas palabras en medio ingles y nos dimos la mano. Pueden verle en esta imagen y comprobaran que no aparenta los 60 años que tiene. Un tipo lleno de vitalidad y con una filosofía de vida muy particular y reflejada en cada rincón del templo.

     Aquí le pueden ver en una entrevista en Youtube:     https://www.youtube.com/watch?v=dZn4-qg64Kk

     Además del templo en si el recinto alberga un museo con pinturas y creaciones de varios autores y de el mismo. La venta de cuadros, camisetas, gorras y demás cachivaches sufraga la construcción del templo porque la entrada es gratuita y no recibe ninguna subvención estatal.

     De las cientos de fotografías que hice he puesto una muestra para que se hagan una idea de la magnitud de la obra. también pongo un video de mi cosecha pero no lo tengan demasiado en cuenta, solo llevaba unas semanas con esa minúscula camarita.

 

     Desde allí mismo partimos para Chiang Mai, ultima etapa norteña donde pasaríamos 3 días espectaculares donde hubo de todo, tranquilidad, naturaleza, historia, compras y sobretodo animales, espectaculares animales. Seguimos en la siguiente.