londres

El Hotel, la habitación y la parada de metro mas cercana. Una calle tranquila, limpia y muy bien situada, relativamente céntrica y cerca de otra calle comercial con bastante animación.

Una habitación limpia, silenciosa pero pequeñísima, incomoda y cara (como casi todo en Londres).

La primera expedición nos llevo a Notting Hill, a Portobelo Road. Era sábado y cuando llegamos, bien entrada la tarde, estaban recogiendo la mayoría de los tenderetes callejeros, casi todos de frutas y verduras. Curioso, con mucha animación pero con poco interés.

El día siguiente fuimos al barrio de Camden, otro gran mercadillo con infinidad de tiendas muy decoradas, pocos precios interesantes pero algunas cosas curiosas. Casi todo lo que quieras buscar, allí está. Al final de la mañana descansamos en un pub enorme llamado El fin del mundo, las primeras cervezas en la ciudad.

Y luego, por la tarde, una gran expedición por la city aprovechando el domingo ideal que nos dejaba el Marathon de Londres que hizo que las calles principales del centro estuvieran cerradas al tráfico. Comenzamos por la torre de Londres y el puente de la torre muy cercano con unas posibilidades fotográficas notables. Luego un paseo por el otro lado del río y un corto viaje en metro que nos dejo justo bajo el Big Beng y las casas del parlamento. A esa hora la carrera estaba casi concluida pero las calles estaban aun cerradas por lo que paseábamos donde queríamos sin trafico alguno.

Junto al parlamento, la abadía de Westminster, antigua y solemne, se dejaba fotografiar. No entramos en ningún edificio, ni siquiera sabíamos si por ser domingo estarían cerradas al publico pero solo lo tomamos como un gran recorrido por el Londres famoso, regio y conocido por todos.

Otra pequeña caminata y llegamos a Trafalgar Square pasando por la calle Downing y por otro edificio oficial custodiado por curiosos soldados uniformados.

Y después, el Londres marchoso, Picadilly y las calles y plazas adyacentes, abarrotadas de tiendas y de gente.

Al día siguiente, la primera decepción. No había cambio de guardia.

A pesar de todo, frente al palacio de Buckingham se juntaban decenas de personas como nosotros, ignorantes de la suspensión, aprovechando al menos el paseo con varias fotos recordatorias. La bandera ondeaba en la mas alto del palacio, señal de que la reina se encontraba allí pero nosotros apenas vimos una pequeña muestra de las caballerías saliendo del edificio y perdiéndose avenida abajo.

Tras otro recorrido en metro, atravesamos el Támesis por una pasarela peatonal nueva y llegamos a la Tate Modern. Un edificio cuadrado y enladrillado con una gran torre albergaba una colección heterogénea de arte moderno sabiamente dispuesto. Obras sorprendentes y algunas ridículas de esas que al principio no te gustan y luego te las explican y, las entiendes y siguen sin gustarte. En la ultima planta una cafetería con unas vistas excepcionales.

No tengo ninguna instantánea que mostrar. Lo que se expone allí es mejor verlo que contarlo.

Otra buena caminata y llegamos al "ojo de Londres", una noria enorme que se asoma al río frente al parlamento y junto al ayuntamiento. 14 libras, más de 20 euros del ala para media horita de vuelo y unas vistas impresionantes de casi todo Londres..

Habíamos comprado 2 tickets de metro valederos para 3 días de modo que había que aprovecharlos y así nos llegamos al hipermercado por excelencia, Harrods. Un edificio de ladrillo rojizo que ocupa una manzana completa donde se puede comprar de todo con unos precios que dan risa (pero por lo exageradamente altos que son). Nos llevamos nuestra bolsita verde con unos bombones de la sección de pastelería (la parte de alimentación y la escalera mecánica egipcia son para no perdérselas).

Y llego nuestro ultimo día completo en la capital británica. En la primera foto de la mañana, si ponéis atravesando el paso de peatones a 4 chicos de Liverpool que un día les dio por cantar y quitáis a ese pavo que se coló en la foto os sale la portada del álbum "Abbey road". No parece que tenga mucho glamour pero es esa calle y ese paso de peatones. Luego fuimos, por fin, al cambio de la guardia. Cuando llegamos, cientos de personas se apretujaban junto a la verja del palacio y era imposible ver nada con una nitidez y comodidad aceptable. Dejo dos instantáneas que pude conseguir a duras penas del acontecimiento que, al parecer, nadie se quiere perder. Después, un breve paseito en metro (allí se llama Tube o Underground) y nos colamos en el Museo Británico. Pasamos por una entrada lateral y luego de comprar un planito y dejar los bolsos y paraguas recorrimos las salas mas importantes con ayuda del plano y un libro sobre Londres que habíamos comprado. Vimos lo mas importante, la piedra roseta, las salas egipcias, asirias, sumerias, griegas y romanas y algunas otras menores como las dedicadas a África y a las monedas del mundo. Toda la mañana dedicada al british y a sus tesoros.

Después de la borrachera de cultura del British nos sentamos en un Pub a planear el resto del dia. Comimos unos bocadillos en un pequeño parque que queda a las espaldas del museo (alli pude captar una bonitas imagenes como esta de abajo donde una abuela da de comer a las ardillas) y con las energias repuestas nos dedicamos a descubrir el Soho, el barrio de las artes, repleto de teatros y cines, con calles bulliciosas y una pequeña curiosidad: el barrio chino.