El muelle de Puerto Real, un rincón tranquilo.

El pino. Un símbolo para mi pueblo.

 

     Cádiz, la capital, vista desde la Torre Tavira, una atalaya majestuosa en la parte antigua de la ciudad, donde se disfruta del espectáculo de la cámara oscura.

     La parte nueva se asoma al océano convirtiéndose en una de las mejores playas urbanas de Europa, enorme y abarrotada en verano como muestra una de las concentraciones nocturnas que se celebran alrededor del Trofeo de Fútbol Ramón de Carranza: Miles de barbacoas inundan la arena en el sábado de la competición. Hace tiempo significaba el fin del verano. Hoy, con el cambio de fechas, no tanto.

 

Un recinto amurallado defendía a Cádiz de la furia del mar y de sus enemigos. Aún se conserva en su gran mayoría y sirve de paseo transitable en casi toda su extensión, esconde rincones serenos y acogedores.

 

La Caleta. Un antiguo balneario recibe a la playa en uno de los barrios mas pintorescos de la ciudad.

 

La Catedral, autentico símbolo de la ciudad en la imagen quizás mas repetida.

Otra imagen de la muralla de Cádiz con la caleta al fondo.

 

 

El abrazo del mar se deja sentir en cada rincón, en su gente y en sus animales.

 

Otras dos playas de la provincia, el río San Pedro en Puerto Real y la majestuosa y enorme Valdelagrana en el Puerto de Santa Maria.

 

Santa Maria del Mar, otra playa con encanto en la capital, el mejor lugar cuando sopla el levante. En las noches de verano permanece iluminada.

No solo es el agua el protagonista, tambien tenemos campo y sierra como en esta imagen desde Benaocaz, uno de los pueblecitos repartidos en los montes de Cádiz.

 

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